lunes, 9 de enero de 2017

Historia de la Locomotora nº 31


Durante la Primera Guerra Mundial el fabricante de locomotoras Henschel & Sohn (con sede en Cassel, Alemania) aceptó un pedido del ejército alemán para la construcción de 58 locomotoras tipo 020T de ancho de vía 600 mm, que serían fabricadas en dos lotes con los números de fábrica 15942 a 15947 y 16023 a 16074. Estas locomotoras iban a ser destinadas a los ferrocarriles militares de campaña situados en la zona de Mesopotamia, donde formarían parte del parque del Tigris Kreigsbahn (llamado así ya que la línea discurría próxima al río Tigris), donde serían incorporadas con los números 95 a 152. Estas máquinas intervinieron en las obras de construcción del Ferrocarril de Baghdad, así como en el transporte de tropas, armas, víveres y municiones al frente de guerra.

Aunque todas las locomotoras fueron fabricadas, no todas las locomotoras llegaron a ser enviadas a Turquía, debido a que coincidió el final de la construcción del Ferrocarril de Baghdad con el final de la guerra, por lo que estas locomotoras de campaña dejaron de ser necesarias en ese territorio. A principios de los años 20, las 34 locomotoras fabricadas que no llegaron a enviarse a Turquía fueron vendidas como lote excedente de guerra al Gobierno de España, quien compró este material militar para ser utilizado en las campañas del Rif llevadas a cabo en el Protectorado de Marruecos.

Una comisión del Ministerio de Guerra de España (formada por el Coronel Avilés y los señores Hernandez Vidal y Pintos) fueron los encargados de decidir la adquisición de las 34 locomotoras, de las cuales 4 se quedaron en la Península Ibérica (para el servicio en cuarteles) mientras que el resto fueron enviadas a Marruecos. Las locomotoras fueron transportadas por barco hasta el puerto de Melilla, donde se transbordaron al ferrocarril de vía métrica que las llevó hasta Tistutin (Batel).

Ya en Marruecos, estas locomotoras formaron parte de la amplia red de ferrocarriles tipo Decauville (de ancho de vía 600 mm) que el Ejercito de España construyó en el Rif Central y Occidental para el apoyo logístico en las diversas campañas que se venían desarrollando en la zona. La vía comenzó a ser tendida por el propio Regimiento de Ferrocarriles del ejército a partir de 1922, alcanzando finalmente una extensión total de vía de más de 80 kilómetros distribuida en diversos ramales.

Al término del conflicto en Marruecos a finales de los años 20, todas las locomotoras fueron enviadas a la Península Ibérica para pasar a formar parte de los fondos del Servicio Militar de Ferrocarriles situado en Cuatro Vientos y Leganés (Madrid). Como todo este material era excesivo para las necesidades del Ejercito, este decidió quedarse con las 4 locomotoras Orenstein & Koppel tipo 040 que ya poseía y con algunas de las locomotoras Henschel del Rif, pero optó por desarrollar un plan de enajenación para las restantes locomotoras 020T de Henschel.

Entre los años 30 y 60, diversas compañías industriales de toda España se fueron interesando en adquirir este modelo de locomotora para reforzar sus parques. Compañías de renombre como la Minero Siderúrgica de Ponferrada, Hulleras de Sabero, el FC de Guardiola a Castellar o Minas y Ferrocarril de Utrillas (entre muchas otras) adquirieron algunas de estas máquinas. Aunque originalmente su ancho de vía era 600 mm y su rodaje era tipo 020T, algunas locomotoras sufrieron grandes transformaciones en los ferrocarriles de destino, adaptándose su rodaje a otros anchos de vía (650 mm, 750 mm e incluso 1000 mm), e incluso dotándoles de un tercer eje bisel trasero, como le sucedió a uno de los ejemplares que compró Hulleras de Sabero y transformó a rodaje 021T.

MFU adquirió dos de estas locomotoras Henschel del Ejercito de España para reforzar su parque de material motor del Ferrocarril Minero que unía Mina Sur con Lavaderos. Estas locomotoras poseían los números de fábrica 16032 y 16047, ambas fabricadas en el segundo lote en 1918. Al llegar a MFU fueron numeradas como 31 y 32 respectivamente, aunque curiosamente no fueron bautizadas con ningún nombre (mientras que el resto de locomotoras de este ferrocarril poseen nombre).

Tras su llegada a los talleres que MFU poseía en Zaragoza, las locomotoras fueron sometidas a una gran restauración. No fue necesario modificar ninguna de sus características originales puesto que el Ferrocarril Minero de Utrillas era también de ancho 600 mm, pero las locomotoras tuvieron que ser sometidas a una gran reparación para ponerlas a punto tras muchos años de servicio, varios traslados, e incluso tras haber sido alguna de ellas alcanzada por proyectiles de guerra.

Una vez puestas en servicio, estas locomotoras destacaron entre los ferroviarios utrillenses por múltiples características. La primera de ellas es su robustez: al ser una locomotora fabricada para la guerra, tanto la calidad de los materiales como la simplicidad y efectividad de su diseño mostraron una locomotora muy fiable para prestar servicio. En segundo lugar también destacaron por su tamaño: aunque eran locomotoras del mismo ancho de vía, las Henschel eran notablemente más grandes en cuanto a dimensiones que el resto de locomotoras que poseía el Ferrocarril Minero de Utrillas, lo que les permitía a las Henschel tener una autonomía mayor al poder llevar más cantidad de agua y carbón. Y por último y más importante, estas locomotoras destacaron en Utrillas sobre todo por su potencia: las Henschel eran capaces de transportar 20 vagonetas grandes cargadas (unas 5‐6 toneladas cada una), mientras que las locomotoras de la serie 1 a 4 sólo podían transportar 12, las 21‐22 sólo 8, y la 11 (la más pequeña de todas) sólo podía transportar 6 vagonetas.

Tras el cierre del Ferrocarril Minero en 1966, las Henschel quedaron apartadas en la rotonda de Lavaderos junto con el resto de las locomotoras de vapor de dicho ferrocarril. Todas estas máquinas fueron siendo vendidas progresivamente a coleccionistas de toda Europa, aunque por suerte la Henschel nº 31 fue salvada por el Ayuntamiento de Utrillas en 1984, quien la sacó de la rotonda y la colocó en el pedestal de la Avenida de Valencia donde continúa a día de hoy. Como ejemplo, cabe mencionar que la Henschel nº 32 fue vendida al South Tynedale Railway en Inglaterra, donde fue restaurada y renombrada como “Thomas Edmondson”. A día de hoy la nº 32 de MFU sigue prestando servicio haciendo trenes de vapor turísticos en los parques de vapor de Inglaterra.

Con la compra de la locomotora nº 1 “Hulla” por parte del Ayuntamiento de Utrillas, y tras la reciente venta de la locomotora nº 4 “Antracita” al extranjero (ambos hechos ocurridos en 2012), actualmente las dos únicas locomotoras de MFU que quedan en territorio español son las que posee el Ayuntamiento de Utrillas (la 1 y la 31), teniendo en cuenta que si esta institución no las hubiera salvado a tiempo ahora mismo estarían ambas también en el extranjero. El proyecto de rehabilitación con fines turísticos del Ferrocarril Minero de Utrillas, que se puso en marcha como una realidad en 2012, nos brinda la importante oportunidad de recuperar funcionalmente una parte importante del patrimonio histórico‐cultural de Utrillas, y también un recuerdo de uno de los ferrocarriles más carismáticos y queridos en el ámbito ferroviario europeo.

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